Argentina cuenta con una gran expertise en lo que respecta a investigación y desarrollo científico. Un gran número de profesionales trabaja en el diagnóstico del coronavirus ante la irrupción del virus SARS-CoV-2 al escenario local el 3 de marzo de 2020 y global en diciembre de 2019, como así también en el desarrollo de kits de detección (por ejemplo el NEOKIT), grupos de investigación, desarrollo tecnológico e informático, en la búsqueda de una posible terapéutica (por ejemplo a través del suero equino hiperinmune, la ivermectina, la colchicina y el Omega 3 en altas dosis) y en particular en la confección de una vacuna contra el COVID-19.
En este sentido, un grupo de investigadores liderado por el veterinario y virólogo doctor Sebastián Pappalardo busca sin descanso avanzar a toda máquina para terminar de confeccionar una innovadora vacuna basada en la biotecnología contra el nuevo coronavirus.
En diálogo por Zoom y desde Bariloche, donde parte del equipo trabaja, el especialista de 45 años, oriundo de la provincia de Chubut, narró cómo fue la génesis de este prometedor y potencial posible respuesta para lograr la tan ansiada inmunidad de rebaño junto a las vacunas con las que el país ya cuenta. Pappalardo, quien lidera el Grupo de Nanomedicina Veterinaria de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA, explicó: “Nos presentamos a un subsidio del Gobierno, que aunque no fue otorgado, nos estimuló a seguir avanzando. A mitad del 2020, Laboratorios Bagó se interesó en nuestro desarrollo, y firmamos un convenio de Investigación y Desarrollo a fin de año”.
Organizados en un equipo de 15 integrantes, se dividen en 4 personas en un grupo en Bariloche, nucleados en el INTA, 5 personas de Bagó, 3 científicas que desde el Instituto de Virología del INTA Castelar y becarios trabajan hace varios meses sin dormir. “Un equipo de trabajo no es solamente el investigador sino también la gente que te apoya, ya que sin ellos no podés hacer nada, como lo es por ejemplo nuestra referente de Impulsión Tecnológica de la Patagonia Norte del INTA, que cualquier cosa que necesitamos está presente”, destacó el prestigioso profesional a este medio. Pappalardo es médico veterinario por la Universidad del Salvador (2003) y Doctor en veterinaria por la UBA (2009). Actualmente es Investigador de INTA dedicado al desarrollo de vacunas aplicando la Plataforma de Nanovacunas. Es responsable del Grupo de Nanomedicina Veterinaria y tiene gran experiencia en el desarrollo de vacunas aplicando nanotecnología.
En relación al estadio actual del desarrollo, discernió: “Hay que tener mucho cuidado y ser extremadamente serios en no generar falsas expectativas. Estamos trabajando en una vacuna contra el coronavirus, en lo que se llaman ensayos preclínicos. Esto significa que faltan pasos y debemos terminar las cuatro etapas que tenemos planteadas satisfactoriamente”.
“Estamos muy abocados a la parte científica de ver los resultados que vamos obteniendo en cada etapa y con ello demostrar si la plataforma sirve o no, tratando de hacerlo este año aunque depende mucho de los fondos que se consigan más allá de los que inyecta Bagó y allí veremos como sigue el desarrollo”, adelantó Pappalardo.
—¿En qué consiste el desarrollo de la vacuna argentina nanodirigida, y cómo funciona este tipo de tecnología de biotecnología dirigida a vacunas contra el COVID-19?
—Nosotros tenemos desarrollada una plataforma que comenzamos a principios de 2006, 2007. Cuando se completaron todos los ensayos se solicitó la patente, que fue otorgada en 2018 para INTA. Es conjunta entre INTA y dos universidades extranjeras y aplican nanotecnología. Esto significa que se trabaja con partículas muy chiquititas. En el caso nuestro son liposomas, que son como unas esferas muy pequeñas de fosfolípidos. Ese es el componente principal. Esas esferas lipídicas, nosotros le anclamos como unas espículas -unos pelitos que le salen para afuera- que en el extremo tiene un azúcar.
Nuestra inspiración para hacer esto fue en base a la naturaleza, quisimos emular de alguna manera con esta plataforma la manera en la que los virus infectan las células, pero con algo que sea inocuo, que no sea peligroso. ¿Por qué elegimos hacer esto con esos azúcares? Porque se pegan específicamente en unas células del sistema inmune que se llaman dendríticas. Esta plataforma se desarrolló siempre pensando en poder desarrollar vacunas con ella. Apuntamos a entregar antígenos o ácidos nucléicos a estas células dendríticas que son las que disparan la respuesta inmune.
—¿Qué pudieron observar en la primera fase de la investigación?
—Cuando vos trabajás en el diseño de vacunas, si bien la inmunidad va más allá de los anticuerpos, hay que demostrar otras cosas. Lo primero que se trata de ver es que haya anticuerpos. Muchas veces uno hace formulaciones que las evaluás y no te generan anticuerpos, y vacunás y revacunás hasta 3 veces y no te generan anticuerpos. En el caso nuestro se hicieron las formulaciones en esa etapa 1, y vimos que se generaban anticuerpos, que todos los animales (ratones) generaban anticuerpos, no es que hubo algún animal que no generó, eso es clave.
—¿Qué distingue a esta vacuna del resto de los desarrollos actuales?
—Esta plataforma lo que tiene de bueno es que direcciona a células dendríticas de distintas especies, incluido el humano. A lo largo de los años, una vez que esa patente fue concedida, nosotros empezamos a evaluarla en la formulación de distintas vacunas para enfermedades animales, virus o bacterias. Cuando empezó la pandemia nos preguntamos, ¿podemos aportar algo? Fue intentar hacer un aporte y nos pusimos a trabajar.
—¿Cómo sigue el proceso?
—La etapa 2 se llevará a cabo en Bariloche. También es muy importante. Luego vendrán dos etapas más de inocuidad y seguridad. Es demostrar que esa vacuna cuando inyectás no te genera grandes efectos adversos.
Estamos muy abocados a la parte científica de ver los resultados que vamos obteniendo en cada etapa y con ello demostrar si la plataforma sirve o no, tratando de hacerlo este año aunque depende mucho de los fondos que se consigan más allá de los que inyecta Bagó y allí veremos como sigue el desarrollo.
—¿Por qué Bariloche?
—Bariloche en particular tiene, aparte de la belleza propia del lugar, un desarrollo científico bastante interesante: acá se hacen satélites desde INVAP; está el Centro Atómico Bariloche que tiene montón de grupos de científicos súper importantes que trabajan en todo lo relacionado con la energía nuclear y aspectos relacionado; está la universidad y los centros del Conicet como el Inibioma y el Ipatec, hay mucha movida. Eso es lo que más se ve, y la cuestión BIO se ve un poco menos aunque hay grupos importantes trabajando. Desde INTA hay un montón de aportes de la Experimental de Bariloche a distintos proyectos que tienen que ver con el territorio y finalmente con el grupo de Nanomedicina Veterinaria buscamos hacer un aporte desde este tipo de tecnología.
Desde lo personal, hace 7 años decidí mudarme aquí a Bariloche. Soy chubutense y si bien me formé en Buenos Aires siempre quise volver al Sur y aportar a la ciencia desde acá. Cuesta todo mucho más ya que si se te rompe un equipo tenés que mandarlo 2 mil kilómetros a que lo arreglen. Pero a pesar de esas dificultades se puede trabajar federalizando un poco más a la ciencia.
—Las ciencias veterinarias son claves en el desarrollo de una vacuna y todo equipo científico que busca desarrollar inoculantes tiene entre sus integrantes a especialistas de esta área como usted. ¿Cómo explicaría esto al gran público?
—Así como Bariloche tiene un ecosistema que favorece a la ciencia, la veterinaria al ingresar a la investigación podés encontrar un ecosistema en la universidad, en el INTA, que fomenta esta vía. En particular el tema de vacunas hay muchos biólogos, algunos médicos, veterinarios, es multidisciplinario el ataque que conformás para trabajar en vacunas. De hecho en nuestro grupo yo soy veterinario, pero hay una bioquímica, una bióloga molecular, genetistas, etc. Con la gente que he colaborado mucho en estos desarrollos hay muchos químicos ya que la nanotecnología requiere tener síntesis químicas.
Las vacunas en el ámbito veterinario son algo muy importante. No solamente a las mascotas sino que también al ganado hay que vacunarlo. Y hay muchas vacunas, como pasa con el ser humano, que todavía no existen para ciertas enfermedades y allí es donde surgen las estrategias para buscar nuevas estrategias para poder desarrollar inmunidad contra ciertas enfermedades que todavía no existe la posibilidad.
Fuente: Infobae