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Helados: hacia un nuevo perfil con la mirada en el exterior

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Consolidada en el mercado local, con 1500 franquicias de Grido, la empresa cordobesa, dueña de la marca Helacor SA, empezó a exportar por fuera de las franquicias que tiene en el exterior. El objetivo es pasar de destinar el 5 por ciento de la producción al mercado externo, al 20 por ciento. El primer destino es Bolivia, donde envió 360.000 kilos en un año a la cadena Delicia; en paralelo analizan otros destinos como Perú y Brasil.

El objetivo es pasar de destinar el 5 por ciento de la producción al mercado externo, al 20 por ciento

Sebastián Santiago, director comercial de la empresa, enuncia una frase poco frecuente en la Argentina: “Somos competitivos, nuestros costos nos permiten compensar los de logística, que son muy altos”.

Grido es la primera fabricante en la Argentina y la quinta en el mundo de venta de helados a través de cadenas. Hace tres años inauguró una planta modelo, con cámara de frío robotizada que permite almacenar 10 millones de kilos. Invirtió para ello alrededor de US$ 15 millones. Está en el Parque Industrial Ferreyra y cuenta con aduana propia, de donde salen los camiones al exterior. Además de los envíos a Bolivia, exporta a los 200 puntos de venta que tiene en Chile, Uruguay y Paraguay.

El de Ferreyra es el parque industrial de la Cámara de Comercio Exterior de Córdoba; el puerto seco cuenta con una plazoleta fiscal y un operador logístico. Además de grandes empresas como Grido, con planta y aduana propia, operan decenas de pymes.

Bolivia es el primer destino fuera de nuestro ecosistema de franquicias -dice Santiago a La Nacion-. Empezamos con el modelo de fabricar a fason; no mandamos con nuestra marca sino que nuestro cliente le pondrá la suya. A Delicia la conocimos en un consorcio internacional que integramos y que se presta para hacer estas acciones, compartimos experiencia, recetas y se abren oportunidad de negocios”. Para comenzar envían dos productos, el bombón crocante bañado con cereal y el vainilla split.

El ejecutivo admite que ese mercado es una suerte de “cabeza de playa” para ir expandiendo las ventas afuera: “La expectativa es darle al negocio de las exportaciones un mayor vuelo, pasar del cinco por ciento de la producción total al 20%. Queremos darle al negocio un perfil más exportador; en principio el foco está en los helados porque somos muy competitivos, pero eso no significa que no vayamos a ir sumando otros productos”.

Hace un tiempo, en una alianza con la rosarina Congelados del Sur, incorporaron las pizzas Frizzio y después fueron sumando otras variedades de comidas congeladas (bastones de muzzarella, verduras, pastas).

Santiago plantea que la clave de su competitividad está en la buena calidad de la materia prima con “buen precio”. La empresa compra directo a tambos, tienen una alianza con 30 establecimientos y procesan unos 250.000 litros diarios. También acceden directamente a productores de frutas y, además, producen con alta tecnología. “Estamos convencidos de que podemos crecer mucho -agrega-. Hemos hecho análisis de costos y comparativas de precios con la competencia y con el mundo y estamos muy bien posicionados”. Por ejemplo, a Bolivia llegan con un precio que es la mitad de al que se vende allí.

La primera experiencia internacional de Grido fue en Chile, en 2006. Fue un mercado complejo porque si bien el consumo es alto (por arriba del de la Argentina), el consumo se centraba en supermercados. Después desembarcaron en Uruguay y Paraguay. En Bolivia no descartan poder llegar con marca propia después de consolidar el esquema de exportaciones; lo mismo podría suceder con Brasil.

Entre las metas de la empresa se cuentan elaborar 140 millones de kilos en 2025 -implica duplicar el valor actual- y alcanzar las 3000 franquicias (el mayor potencial está en Buenos Aires).

Santiago no descarta un desembarco en China, aunque admite que sería con un nuevo modelo de exportación, con productos a fason. Cuando la pandemia del Covid-19 llegó a Latinoamérica, la compañía cerró por dos semanas las franquicias. Una vez seguros de que podían comercializar, volvieron al ruedo pero sólo en formato delivery. Abril fue un mes con una baja fortísima de ventas (cerca del 80%); en ese contexto delinearon una estrategia para el delivery que era el canal que debía motorizar la facturación. Dos meses después estaban en los niveles habituales de venta, la recuperación fue -incluso- más rápida de lo pensado.

LA NACION


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