En un discurso atípico y muy corto el flamante presidente de los EEUU. indicó a grandes rasgos cuál será el camino a seguir dentro de su mandato.
El discurso más corto para la toma de poder menos concurrida del pasado reciente. Donald Trump se convirtió en el presidente número 45 de este país con un discurso de claro tinte nacionalista y una fuerte carga de proteccionismo en el que aseguró que, de ahora en adelante, “es el pueblo” y no la burocracia de Washington “la que toma el poder”.
De ahora en adelante “todo se decidirá, se comprará y se invertirá” si “sirve a los Estados Unidos”, prometió. “Estados Unidos comenzará a ganar de nuevo, como nunca antes”, agregó.
Con un tono muy parecido al de la campaña, insistió en que “durante muchos años” una casta en esta ciudad “se enriqueció a costa del pueblo” y que eso “hoy se acaba”.
Desde este momento será sólo primero Estados Unidos, primero Estados Unidos. Cada decisión sobre comercio, impuestos, inmigración, política exterior se hará para beneficiar a los trabajadores estadounidenses, a las familias estadounidenses.
Renovó sus promesas de fortalecer las fronteras, , traer de nuevo los empleos que se fueron y llamó a recordar el día de hoy como “el que permitió que el pueblo norteamericano tome de nuevo el poder.”
Con más diagnóstico que medidas concretas, señaló que la política de los últimos años “permitió que otros se hicieran ricos” pero no los ciudadanos de la clase media.
“La riqueza que era de la clase media fue tomada por los políticos y distribuida por el mundo. Eso se acaba”, dijo.
Lo que nace ahora es una nueva visión, según la cual “cada decisión de comercio, de economía, militar, inmigración y asuntos internacionales” se adoptará “sólo para beneficiar a las familias norteamericanas”.
Con apelaciones religiosas, subrayó una y otra vez una visión según la cual “los Estados Unidos serán lo primero” y minimizó la fractura social que existe con la idea de que “no hay demócratas ni republicanos, sino solo patriotas”. El mismo concepto aplicó a las diferentes minorías que componen la sociedad. “Seamos negros, marrones o blancos, todos tenemos la misma sangre roja de los patriotas”, subrayó. Obama, el primer presidente negro del que Trump toma el testigo, bajó en ese momento la cabeza.
La ceremonia tuvo todo el fasto de la ocasión. Pero menos público que lo habitual. Por momentos, cayó una lluvia ligera, pero no la inclemencia que se había pronosticado. Fue el recambio más atípico del pasado reciente.
Con más diagnóstico que medidas concretas, señaló que la política de los últimos años “permitió que otros se hicieran ricos” pero no los ciudadanos de la clase media.
“La riqueza que era de la clase media fue tomada por los políticos y distribuida por el mundo. Eso se acaba”, dijo.
Lo que nace ahora es una nueva visión, según la cual “cada decisión de comercio, de economía, militar, inmigración y asuntos internacionales” se adoptará “sólo para beneficiar a las familias norteamericanas”.
Con apelaciones religiosas, subrayó una y otra vez una visión según la cual “los Estados Unidos serán lo primero” y minimizó la fractura social que existe con la idea de que “no hay
demócratas ni republicanos, sino solo patriotas”. El mismo concepto aplicó a las diferentes minorías que componen la sociedad. “Seamos negros, marrones o blancos, todos tenemos la misma sangre roja de los patriotas”, subrayó. Obama, el primer presidente negro del que Trump toma el testigo, bajó en ese momento la cabeza.