En lo que va del año, el precio de los combustibles aumentó catorce veces y en breve llega otro ajuste. Tenso debate entre petroleras y estacioneros.
El malestar se apoderó de los pasillos de la Secretaría de Energía. Concretado un nuevo aumento en los combustibles durante el último fin de semana, en los equipos que secundan a Javier Iguacel se vive una mezcla de fastidio y desazón.
Puertas adentro de esa cartera, ya nadie oculta el enojo contra el movimiento ascendente que las petroleras le siguen imprimiendo al precio de las naftas.
Al mismo tiempo, entienden que el Gobierno quedó preso de su propio discurso: la ultra promocionada libertad de mercado impide una intervención frontal, directa, sobre una de las variables que más impacta en la inflación.
Por lo bajo, en el entorno del funcionario, abundan las voces que tildan de fracaso rotundo la estrategia que, sobre todo en las últimas semanas, el secretario intentó implementar para limitar las subas .
“A la idea de los precios de referencia, las compañías contestaron con un aumento casi automático. La suba de las últimas horas muestra que, por más que se transmita que los precios ya están nivelados, las petroleras gozan de total potestad para avanzar con alzas en los surtidores. Todas consideran que todavía falta para llegar a la rentabilidad que pretenden”, dijo una fuente cercana a Energía.
Sin embargo, en esa cartera consideran que el último incremento fue infundado. Esta posición es compartida por los propietarios de estaciones de servicio, quienes además de considerar injustificada la suba también alertan sobre una caída cada vez más profunda en los niveles de venta.
“Nadie puede negar que el secretario ha hecho enormes esfuerzos por contener los nuevos aumentos. Pero las empresas consideran que tienen un retraso enorme. Lamentablemente, se está privilegiando el interés particular por sobre un contexto inflacionario desbordado. Más de un directivo debería entender que los sucesivos aumentos de la nafta están quebrando la demanda”, comentó a este medio otra voz con llegada a Iguacel.
Del lado de los estacioneros, la visión es compartida. Desde CECHA, la confederación que nuclea a gran parte del empresariado, diversas fuentes consultadas dieron por hecho que en la disputa por contener los incrementos, “Iguacel perdió la pulseada”.
“En la pelea que se viene dando, Energía parece ser la derrotada. Las compañías dicen que necesitan fondos y el Gobierno no se mueve de la posición del no intervencionismo. Se apela a la buena voluntad de las petroleras cuando éstas dicen que necesitan más pesos para comprar el barril que refinan”, comentó Guillermo Lego, gerente de la entidad.
Fuente: iprofesional.com