Dossier Web recorrió dos de las principales calles del comercio capitalino. Conversamos con algunos dueños de diversos rubros. Los primeros días fueron complicados y hubo poca afluencia del público, pero ahora ya se van acomodando a esta “nueva normalidad”.
El paisaje en las peatonales salteñas a mitad de semana en una de las horas que debería ser pico, no parece darnos la impresión de concurrencia masiva. Ese es precisamente el plan del gobierno, que puso restricciones como una condición para que el comercio de la zona pudiera abrir nuevamente sus puertas casi dos semanas atrás. En el ingreso a ambas peatonales, del lado de Caseros y también San Martín, los vallados perimetrales se mantienen, aunque el control policial exigiendo la terminación del DNI ya no es tan riguroso. Los oficiales sólo observan que se respete el uso del tapabocas. No paran a nadie para pedir documentos. Incluso no parece molestarles la venta ambulante, que prolifera tanto sobre Florida como en Alberdi.
Si bien la afluencia de público en hora pico es definitivamente menor que un día normal fuera de la cuarentena, aun así, hay algunos comercios que tienen público en su interior e incluso haciendo fila para ingresar. Ese es el caso de las casas de tecnología y venta de celulares, además de los locales tipo bazar. Las galerías estas semidesiertas, y el flujo de personas parece no detenerse a observar las ofertas que en las vitrinas anuncia “cierre por cuarentena”. Si bien esos carteles son escasos, hay algunos que dan una visión casi trágica y premonitoria. De todas maneras, la mayoría de trabajadores del comercio en la zona esperan que la situación se revierta y las peatonales regresen a la “normalidad”, aunque todos coinciden en que no es posible saber cuándo sucederá.
Uno de los inconvenientes que apuntan diversos comerciantes consultados, es el uso de la terminación del DNI para la circulación en lugares como la peatonal o el ingreso a los locales comerciales. Algunos comentan que el día sábado es el más concurrido y donde mayores compras se realizan, pero está restringido y eso genera una menor venta. Un ejemplo recurrente es la proximidad del festejo del día del padre, que cae día domingo. Muchos vendedores saben que el salteño espera, en la mayoría de los casos, al día anterior para hacer sus compras de regalos. Este año, sólo los números impares podrán, legalmente, hacerlas en el microcentro. Los comerciantes exigen, en ese sentido, que el gobierno y las Cámaras posibiliten otras medidas para equiparar la rotación de los días de compra. También señalan que las ventas online son una buena opción, pero el público salteño todavía no confía mucho en esta modalidad y prefiere la atención cara a cara, tener el producto que compra entre sus manos, antes de llevarlo.
Tres visiones sobre el mismo tema.
Dossier Web conversó, entre otros, con tres personas ligadas al comercio de la zona: Paula Dantur, dueña de la zapatillería Dantur; Enrique Dagun, dueño de Marroquinería Mango; y Ramiro Ruiz, encargado del Café Balcarce, como para tener un panorama general de lo que pasa en algunos de los negocios que se ubican entre las peatonales y el microcentro salteño tras casi dos semanas de retorno de la actividad comercial casi en su totalidad.
Dantur reconoció que los primeros días la gente se acercó en mayor número a sus locales a realizar las compras que tal vez tenía pendientes, pero luego bajó la venta. Hoy por hoy calculan que hay una afluencia del público entre un 50% y 70% comparada con el ritmo normal. De todas maneras, celebró que tras la reapertura pasaron de un nivel de ventas igual a cero en el mes de abril a tener una suba en mayo. Y consultada por las otras formas en las que su actividad se vio perjudicada por la situación de cuarentena, señaló el difícil acceso a la mercadería que llega desde otras provincias, como Buenos Aires.
En tanto que para Dagun, quien atiende su propia marroquinería, la actualidad del comercio no cubre las expectativas. Si bien ya pasaron casi dos semanas desde la reapertura de los comercios, él reconoce que no fue sino hasta hace un par de días que subió la afluencia de público en las peatonales. La primera semana hubo muy poca concurrencia de los salteños a comprar, pero con el correr de los días se fue incrementando el número. A pesar de ello, Dagun se lamenta porque vio sus ventas reducidas en casi un 80%. “También el fin de mes no permite que se reactive lo que queremos que se reactive, pero hay que tener paciencia; entre estar en la casa y estar acá y esperar… es preferible acá”, señaló a Dossier Web.
En el caso de los locales gastronómicos que circundan las peatonales, uno de los más conocidos es el Café Balcarce, una confitería que vio también reducida su clientela, pero en menor medida si se compara con el caso antes descripto. Ramiro Ruiz, encargado del Café asegura que, en comparación con los meses previos a la cuarentena, ahora recaudan poco más de la mitad, sobre todo porque se vieron obligados a reducir el número de mesas. Aunque reconoce que durante la mañana es el horario de mayor concurrencia, “cuando la gente sale a hacer trámites”, dice en tanto explica que, por la tarde, la cantidad de público decae notoriamente.
A diferencia de los locales comerciales de ventas en general, los gastronómicos deben extremar medidas de seguridad, puesto que sus clientes suelen permanecer más tiempo y la atención, por supuesto, es distinta. Ramiro detalla que siguen los protocolos vigentes, es decir, casi dos metros de distancia entre una mesa y otra; el no uso de cartas, salvo las virtuales que pueden leerse con el celular tras escanear un código QR puesto en cada mesa; tampoco está permitido el uso de adminículos que puedan ser tocados por varias personas, como el caso de las azucareras y otros similares. Todo esto además del alcohol en gel y las medidas de distanciamiento incluso en los baños.
Si bien la venta por delivery era una modalidad que ya se utilizaba antes de la cuarentena, ahora Ramiro reconoce que se sumó la opción de las App que proliferaron durante los meses pasados para hacer ese tipo de entregas. Y consultado por como mira la actualidad de los locales gastronómicos, entre los mayores inconvenientes de la nueva modalidad de ventas, comenta que según su apreciación es el “temor de la gente, porque hay quienes no se animan a entrar”, aunque también señala que es evidente la falta de dinero en general, algo que implica una menor afluencia a las confiterías y a que la gente realice compras de todo tipo.
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