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Hernán Lacunza: “Tener que emitir un billete de $5000 es medio una tragedia”

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En una semana crucial en lo que respecta al futuro de la deuda, el exministro de Economía Hernán Lacunza dialogó con LN+, y además de analizar temáticas de la coyuntura actual, como la inflación o la brecha cambiaria, entre otras, reconoció que si bien existe un acercamiento entre el Gobierno y los acreedores, no se debe desestimar el deadline del 22 de mayo. “El viernes va ser un día de incumplimiento para la Argentina y hay que tomarlo con seriedad”, apuntó el exfuncionario, en una clara discrepancia con Martín Guzmán, quien dijo que esa fecha era “anécdótica”.

-¿Qué sucede el viernes, es un día definitivo o uno más?

-No es un día anecdótico como dijo el ministro de Economía, Martín Guzmán. En realidad, es un día de incumplimiento de la Argentina y hay que tomarlo con la seriedad y relevancia que eso tiene. No es un abismo en el sentido de que se caiga en un default y sea irremontable, porque al parecer hay un acercamiento entre las partes. Para decirlo claro, si estamos comprando un auto, el vendedor pide 60 y nosotros ofrecemos 40. En ese regateo están las partes hoy. Nosotros necesitamos el auto -el acuerdo- y la contraparte también.

-¿Y cuál es el impacto?

-Ahí se han acercado las posiciones, diría, entre lo que pretenden los bonistas y lo que está dispuesta a pagar la Argentina. Es importante llegar a buen puerto en esa negociación porque un conflicto no solo derramaría en un conflicto soberano para el país en los próximos años, sino que además impactaría en mayor pobreza, más tensión cambiaria y menos crédito para las pymes, lo cual impactaría de lleno en la vida cotidiana de muchos argentinos.

-Cuando uno analiza las últimas medidas, se habla de mantener la doble indemnización y de no aumentar tarifas. ¿Es imprescindible para la realidad actual de la Argentina o es para largo plazo?

-Son medidas que en el contexto de la pandemia tienen sentido, pero que el Gobierno ya había tomado antes, incluso en diciembre y en el verano, respecto del congelamiento de tarifas y la doble indemnización. Con lo cual, se mezclan un poco las causas y fundamentos. De todas formas, me parece que la clave para tener una política económica sana es que el Gobierno transmita su visión, su diagrama, su diagnóstico. Es difícil hacer un presupuesto con dos decimales en este contexto, pero sí es importante distinguir entre lo transitorio y lo permanente. Hay medidas que tienen sentido en la emergencia, pero no pueden ser permanentes. No podemos congelar las tarifas para siempre, porque vamos incubando un atraso que ya tuvimos, y sabemos cómo termina. Nosotros en agosto necesitamos tocar la tecla de luz y que se prenda.

Una cosa es estimular el ahorro en pesos y otra distinta reprimir el ahorro en dólares

-Son medidas que de corto plazo entusiasman a cierta gente, pero que en el largo afectan porque no hay inversión ni infraestructura.

-Por eso. Distinguir entre lo inmediato, lo transitorio y lo de corto y cortísimo plazo haría más eficaces esas políticas. Por ejemplo, se está gastando y emitiendo mucho. Si el Gobierno demostrara que tiene un plan para dejar de emitir en el futuro, bajaría la tensión sobre el mercado cambiario, porque el mercado cambiario informal es consecuencia de la emisión de los últimos 45 días, pero también del futuro, porque si no se ve un límite, la gente continúa presionando sobre ese mercado.

-En materia económica se está instalando en que el padre de toda la deuda fue el macrismo. ¿Cuánto hay de mito y cuánto de verdad?

-Hay una parte de fábula que tiene que ver con ese discurso de que se tomó deuda para fugar capitales. Ese vínculo no tiene un razonamiento lógico. Un Estado se endeuda para pagar sus gastos. Ahora, después, los argentinos o los no argentinos salimos del peso y vamos al dólar porque no confiamos en nuestra moneda y por otras razones. No tiene nada que ver la contracción de la deuda con la pesificación posterior. La coexistencia de dos fenómenos no implica causalidad.

-¿Cuál es el motivo entonces?

-La deuda es el reflejo o consecuencia del déficit. Si vos asumís este programa hoy, y el que venía atrás te dejaba gastos por 100 y facturación por 50, te faltan 50. Para pagar el mes, vos te tenés que endeudar con el banco. La deuda la registrás vos, pero para el que te dejó el déficit es el anterior. Y ese déficit tiene inercia, porque vos no podés bajar los gastos 50 de golpe porque hacés un desastre. Mientras vos transitás ese período, vas generando deuda, y eso es lo que explica la deuda del período 2015-2019, donde se fue reduciendo el déficit de cuatro puntos a cero (el primario) y generó las condiciones para que la deuda no se siga prolongando en el futuro. Ahora se desvirtuó un poco eso porque tuvimos que tener déficit, y ese es el trabajo que se hizo en esos años.

-¿Sugiere que la deuda de Macri fue la culpa de Cristina Kirchner?

-Yo quiero salir de buscar culpables nominados, porque, si no, nos deslindamos de la responsabilidad que nos cabe como sociedad y como dirigentes políticos. Si no, te diría que no fue ni de Macri ni de Cristina, que en cambio es responsabilidad del sistema político que aprobó cuatro años de Macri y cuatro años de Cristina con un presupuesto en déficit. También hay corresponsabilidad de todas las fuerzas políticas que aprobaron el presupuesto y su endeudamiento asociado. Deberíamos salir de la logística de culpables o mesías, porque buena parte de lo que nos pasa es una responsabilidad colectiva antes que individual.

-Usted fue un “ministro bombero” que llegó a último momento para tratar de apagar todos los incendios preelectorales. ¿Qué balance hace de aquellos dos días de hiperacción en esas jornadas 24×7?

-Yo sufro más estrés por las internas que por tener que conducir un problema como ese. Te diría que en ese lapso breve de cuatro meses nos planteamos varios objetivos, entre ellos, un recambio institucional en paz, habida cuenta de que veníamos de 90 años sin que un presidente no peronista entregara el mando a su sucesor en fecha. Y había que elegir entre lo menos mal. Había que hacer atajadas. Nos ordenamos cuáles eran las atajadas: evitar la hiperinflación, el corralito, un dólar descontrolado y su efecto arrasador en los niveles de pobreza, y en ese orden creo que fueron alcanzados. No fue gratis, porque tuvimos que poner restricciones cambiarias y reperfilar los vencimientos de deuda, pero fueron males necesarios para conseguir esos objetivos superiores.

Emitir un billete de $ 5000, que probablemente sea necesario, es medio como una tragedia

-En cuanto a la brecha cambiaria, ¿es inevitable una devaluación del tipo de cambio oficial?

-El tipo de cambio oficial está bastante aproximado a su valor de equilibrio, ni tan atrasado ni tan adelantado. La brecha está refrenada en otra cosa. Tengamos en cuenta que el cepo o los controles cambiarios -te lo dice el que los tuvo que poner- son una anormalidad. Un país no atrae inversión con restricciones cambiarias tan severas. Son medidas de emergencia que pueden ser en el estilo de un gobierno para evitar males mayores (estoy hablando del cepo). En un Gobierno con un programa por delante, la idea es poder levantar ese cepo en orden y que la gente pueda ahorrar en la moneda que quiera. Una cosa es estimular el ahorro en pesos y otra distinta reprimir el ahorro en dólares. Son cosas distintas.

-¿Cómo se logra?

-Eso como visión de largo plazo y, para eso, tenés que hacer y comunicar un programa de largo plazo. Yo no conozco el norte. Por ahora, no defaultear y poner el programa, avisar que no se va a emitir a este ritmo por mucho tiempo, luego poner deuda en pesos. Esos son eslabones que vas hilvanando para poder el día de mañana, no en junio, pero más adelante, levantar el cepo y la brecha. Mientras tengas el cepo, va a haber brecha y va a ser aguda de manera que seguiremos emitiendo pesos porque, en cierto modo, estamos financiando esa demanda de dólares en el mercado informal.

-¿Necesitamos un billete de mayor denominación, como el de $5000?

-Emitir un billete de $5000, que probablemente sea necesario, es medio como una tragedia. Hace dos años teníamos un billete de $100 de máxima y ahora vamos por el de $5000. El debate público está más centrado en quiénes son las figuras o próceres que le vamos a poner en vez de las causas y lo que implica. Estamos discutiendo la superficie y no lo profundo. No sé si $5000 o $2000. El problema es la inflación y no el billete.

Nosotros en agosto necesitamos tocar la tecla de luz y que se prenda

-¿Le gustaría seguir en el sector privado o ser diputado, intendente, gobernador o presidente algún día?

-Son muchas opciones. Me encantaría ser presidente de Racing. Tengo vocación por lo público. Primero estudié Sociología, luego extrañé la matemática y volví a la Economía. Tengo vocación por lo público y lo disfruto. Por ahora estoy en el sector privado. Luego se verá.

-Fue ministro de Economía bonaerense. En los últimos días se instaló un debate acerca de si se había invertido en salud o no. ¿Cómo fue? Mucha gente se pregunta por qué María Eugenia Vidal no respondió esos agravios.

-El ministro de Economía es el “Doctor No”, porque tiene que arbitrar escasez. Siempre hay más destinos que dinero. No sé por qué María Eugenia Vidal no respondió. Ella es una mujer muy sensata y es consciente de que la gente no nos eligió en octubre y todo gobierno merece un crédito inicial para asentarse. Esa prudencia yo la celebro. Respecto a la gestión en la provincia, uno se va a dormir adolescente y se despierta al otro día adulto. El desarrollo es parsimonioso, lento, gradual, y puedo decir infinidad de resultados que se tuvieron en la provincia. Bajamos la mortalidad infantil y la tasa de mortalidad en accidentes viales gracias al SAME. También hubo mejora en las pruebas de Matemática y Lengua. La revolución o el camino al desarrollo es menos visible de lo que parece. Por supuesto que el conflicto emerge y el rol de los medios es mostrar lo que está mal, pero nosotros nos dedicábamos a esa gestión casi imperceptible para mejorar la vida de los bonaerenses. El juego democrático planteó la alternancia, pero el tiempo va a juzgar bien su emisión.

-Se está emitiendo moneda y crece la base monetaria. ¿Es necesario emitir tanto dinero?

-Se emitió en el verano, antes de la pandemia. Como decía, hay cosas que deberían distinguirse entre lo transitorio y permanente, mostrar un norte, el piloto a cargo de la gestión económica, y que alguien indique que a 10 kilómetros de acá hay un iceberg, que se lo divisó, que nos quedemos tranquilos porque eso va a dar una tranquilidad sobre el presente y no va a poner nervioso a los pasajeros que van y compran dólar blue. El virus nos encontró sin ahorros previos y sin crédito, con lo cual la emisión parece lo único disponible, pero no puede ser permanente.

Fuente: La Nación


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