General Motors (GM) sigue avanzando en lo que parece será la crónica de una muerte anunciada: una declaración de quiebra. Ayer, sus auditores plantearon “dudas sustanciales” sobre la supervivencia de la compañía ante la falta de dinero y sus gigantescas pérdidas que viene acumulando desde 2007. Se trata del mayor fabricante norteamericano de autos, el segundo a nivel mundial y una de las marcas tradicionales del país gobernado por Barack Obama. De concretarse la predicción de sus auditores se convertiría en una de las mayores quiebras de la historia de Estados Unidos y, según los analistas, le costaría a la economía de ese país cerca de u$s 111.000 millones, y el caso podría durar tres años o más años antes de resolverse en la justicia.
Las dudas sobre su supervivencia fueron planteadas en el informe anual que GM presentó ayer ante la Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos (SEC) y que contiene las conclusiones de Deloitte & Touche. “Las pérdidas financieras, el retroceso de las acciones y la incapacidad para generar suficiente dinero para cumplir con las obligaciones y sostener las operaciones genera dudas sustanciales”, indicó GM.
El negro panorama planteado está relacionado con las fuertes pérdidas que la empresa viene registrando: en 2008, su rojo llegó a u$s 30.900 millones, que se sumaron a los más de u$s 43.000 millones de 2007.
Además de dar trabajo a 327.000 empleados en todo el mundo, contar con fábricas en 33 países (incluyendo Argentina), General Motors es famosa internacionalmente por varias de sus marcas como Chevrolet, Hummer, Buick, Pontiac, Cadillac, Saab y Saturn.
Hasta el momento, la automotriz logró evitar la suspensión de pagos gracias al auxilio financiero del gobierno de Estados Unidos, que le concedió a fines del año pasado u$s 13.400 millones para cancelar pagos a sus proveedores y empleados.
Pero la ayuda no parece haber sido suficiente y la empresa reclamó nuevos fondos, aunque para acceder a este planteo deberá convencer antes del 31 de marzo al Departamento del Tesoro que le apruebe un nuevo plan de viabilidad. “Nuestro futuro depende de la capacidad que tengamos para ejecutar ese plan con éxito, o encarar estas materias de otra forma. Si no lo hacemos, no seríamos capaces de continuar y potencialmente podríamos ser forzados a solicitar ayuda bajo el Código de Quiebras de Estados Unidos”, advirtió la compañía en el informe presentado ante la SEC.
La firma también aseguró que “dada las declaraciones públicas sobre nuestra posición de liquidez, que se remontan a finales de 2008 y que fueron divulgadas expresamente en nuestro plan de viabilidad presentado el 17 de febrero, la opinión vertida por los auditores en nuestro informe no es inesperada”.
Razones de la debacle
A la cabeza de las causas que generaron esta dramática situación se encuentra la erosión de la confianza de los consumidores sobre la capacidad de la automotriz para proporcionar repuestos y servicios a largo plazo, lo que provocaría una caída significante y precipitada de sus ingresos.
Si esto ocurre, para los ejecutivos de GM “se pondría en peligro la viabilidad de nuestros concesionarios y proveedores, amenazaría la capacidad de GMAC (su financiera) para financiarse y dañaría su capacidad para proporcionar crédito”. Ante esta situación, GM procedería a la liquidación, los tenedores de deuda sufrirían significantes pérdidas y los intereses de los accionistas “se evaporarían por completo.
Además, la empresa cree que la demanda de vehículos tendrá una lenta recuperación. “Nuestro Plan de Viabilidad supone que las ventas de caerán más en 2009, pero que empezarán a recuperarse en el 2010”. “Sin embargo, el volumen de ventas puede caer más o necesitar más tiempo para recuperarse, y el éxito del plan resultarán afectados de forma negativa”, alertó.