Se ven nuevos emprendimientos y casos de éxito que se gestan desde el interior del país.
Cada vez más, se ven nuevos emprendimientos y casos de éxito que se gestan desde el interior del país. Algunos logran mantener presencia en su lugar de origen, otros tienen un pie en Buenos Aires o deben movilizarse frecuentemente.
Más allá de eso ¿persisten otro tipo de diferencias y desventajas frente a los emprendedores porteños? ¿Cuáles son los desafíos que qué hay que enfrentar para generar un proyecto propio, sin mudarse?
Luciano Nicora, presidente de Endeavor Córdoba y uno de los “self made man” más destacados de Córdoba.
-¿Cómo es el ecosistema emprendedor del interior del país?
El interior es disímil, hay regiones con niveles de desarrollo de cultura emprendedora muy diferentes. Podríamos decir que todos los ecosistemas emprendedores del mundo tienen tres partes. Una es la cultura emprendedora: esa inquietud que tiene gran parte de la población de querer hacer un camino propio. La segunda parte es la de poder contar con un grupo de organizaciones del Estado y de distintos sectores que ayudan a que estos emprendedores logren consolidar su proyecto. La tercera es cuando el capital, es decir, parte de los ahorros de las empresas y de la comunidad son volcados al desarrollo y aceleración de estas iniciativas. Esas son las tres grandes partes que tienen los ecosistemas que se están desarrollando.
En ese sentido, Córdoba y Rosario, lo que es el centro del país, tienen un nivel de desarrollo interesante. Por ejemplo, podes notar que existe mucha inquietud por emprender, especialmente en la juventud, Además, hay un gran ecosistema y un grupo de organizaciones no gubernamentales, consejo de ciencias económicas, consejos de profesionales, universidades, el estado, secretarías Pyme y de Emprendedores que, junto a otros tanto actores, buscan consolidar este espíritu y las ganas de proyectar y concretar un emprendimiento o escalar el que ya se tiene.
Luego, en el Norte Grande (NEA y NOA)) más Patagonia, se ve menos nivel de desarrollo. No quiere decir que no haya emprendedores, sino que no se advierte esta ola expansiva que se está generando en otras partes en estos últimos tiempos, en los que se está incorporado el gen de emprender en casi toda la comunidad. Sin embargo, desde hace 4 o 5 años, en el NOA, desde varias organizaciones no gubernamentales -principalmente en la que yo participo, que es Endeavor- estamos fomentando la inquietud de hacer un negocio propio. Lo mismo ocurre en Patagonia, con todo lo que son los emprendedores vinculados a la extracción y producción de petróleo.
-¿Cómo es el movimiento emprendedor del interior en relación al de Buenos Aires?
Si bien es un movimiento que ya existe, comparándolo con Buenos Aires, ellos tienen un salto de calidad, están en un escalón más alto, incluso por encima de la Región Centro.
-¿Por qué?
Hay algo que tiene que ver con la mentalidad, con los estímulos del ambiente en el que te movés y con las oportunidades y la visión que te abre eso. Cuando uno recorre el interior, cuesta encontrarse con emprendedores que piensen de manera global, que se proyecten al mundo. Te hago un paralelismo con una situación que se daba hace unos 20 o 30 años atrás. En aquel entonces, en Capital Federal, gran parte de la clase media se educaba en escuelas bilingües. Por eso hoy, cuando nos fijamos en los emprendedores sub 50, en el interior son muy pocos los que son bilingües y la verdad es que eso les hace el camino más complicado y les cierra varias puertas a la hora de poder proyectarse de manera global, de”pitchear” (presentar su proyecto) en una instancia internacional. En el interior, hace apenas 10 años que las universidades y que las escuelas (las privadas) comienzan a ofrecer una educación realmente bilingüe. A esa misma diferencia podemos verla hoy en el conocimiento, en las experiencias, en el compartir con el otro herramientas que te hacen pensar que sos un emprendedor global. Esta es hoy una de las grandes diferencias que persisten entre los nuevos emprendedores de Buenos Aires y del interior del país. Y eso tiene que ver con la educación, con el enfoque de las universidades, con el día a día y con la lógica de lo que ocurre en una capital cuando un chico va a un bar y se encuentra con dos franceses y una israelí, algo que no ocurre en el interior. Por eso es que distintas fundaciones, y desde el propio Endeavor, tenemos que trabajar para poder llevar estas herramientas y el networking que permiten que cualquier emprendedor de la Argentina, más allá de la provincia en la que se encuentre, pueda imaginar, soñar y concebir una compañía global.
-Quienes somos del Interior sabemos muy bien lo cierto que “Dios está en todas partes pero atiende en Buenos Aires”.
Eso es parte de las injusticias de este país tan poco federal que hace que hoy, en pleno siglo XXI, sea difícil para un joven del interior poder concebir una empresa que trascienda el país, que vaya a la Región o al mundo. Eso es lo que estamos haciendo muchos, que ya tenemos un camino recorrido, y que queremos trabajar para poder hacer que todos tengan las mismas oportunidades, más allá del lugar en donde vivan. Te ilustro la situación con un ejemplo: en Endeavor tenemos seis oficinas, una en Buenos Aires y cinco en el interior del país, pero a veces nos pasa que encontramos a emprendedores del interior aplicando a la oficina de Buenos Aires, porque muchos ya han tenido que radicarse en CABA. Otros, directamente se mudan a capitales de otra ciudades del mundo. Pero esto pasa en muchos otros países. Es una situación que vemos en el resto de Latinoamérica, en donde los emprendedores deben irse de sus ciudades para radicarse en las capitales o en otros países, si es que quieren escalar.
-¿Qué los determina a mudarse y qué pierden sus ciudades al dejarlo ir?
Los emprendedores necesitan de un determinado ambiente, entonces terminan radicándose en lugares en donde se encuentran las universidades, los fondos de inversión y todo el ecosistema que alimenta su proyecto. Entonces lo que se está pensando en muchos países -y que tratamos de hacer nosotros en el interior de la Argentina- es ponernos a pensar en el enorme desafío de cómo hacer para llevar y trasladar esas herramientas a lugares en donde hoy son inaccesibles. Es la manera en que estos emprendedores puedan desarrollarse sin moverse de su sitio de origen y así poder hacer crecer esas economías y generar puestos de trabajo de calidad en sus provincia (además de frenar la cantidad de gente que va a vivir a las grandes capitales o que directamente se va del país).
-¿Cuánto puede mejorar el panorama iniciativas como la ley de emprendedores?
En cuanto a lo que es el nacimiento de las compañías, muchos emprendedores organizados en la ASEA y otras fundaciones y organizaciones de emprendedores, estamos tratando de que salga de una vez esta ley de emprendedor que tiene un espíritu y un gran consenso en todo el ecosistema. Hay una confusión ahí, una discusión política que uno no logro entender ni interpretar cuál es. Pero lo cierto es que esta iniciativa puede resolver gran parte de las demandas que venimos haciendo los emprendedores desde hace diez años.
-¿Cuál es la etapa más difícil a la hora de convertir un proyecto en realidad?
El gran problema -del mundo en general y de la Argentina en particular- es conseguir el capital para que el emprendedor escale. Luego, hay un proceso en el que entran las incubadoras, los Angel Capital (inversores padrinos) y Venture Capitals (capitales de riesgo) que ayudan a que el proyecto escale. Son procesos complejos y sofisticados pero que los emprendedores, que tenemos inquietudes, vamos aprendiendo y conociendo. Tal vez en un futuro, los emprendedores puedan estudiar emprendedorismo y obtener un título que respalde que se han formado en marketing, en los primeros pasos de start up, en fortalecer liderazgos, o en cómo financiar su proyecto. Eso es lo algo que falta en esta informalidad de los últimos 15 años.
-De los emprendimientos más importantes que se están generando hoy en el interior ¿cuántos son de base tecnológica?
No tenemos un porcentaje cierto. La verdad que yo, al estar en Endeavor, estoy bastante influido por los proyectos de alto impacto (y nota que son una gran palanca que realmente transforma). Sin embargo, en el ecosistema es muy difícil imaginar que todos los días se pueda crear un unicornio. En Argentina hay cuatro, y uno o dos más en el resto de Latinoamérica. Creo que somos capaces de generar emprendedores “world class”, es decir, que piensen de una manera global, que piensen en grande. Cuando miramos la cantidad de emprendedores de base tecnológica, esto es así porque son los que más rápido escalan. Uno imagina que un emprendedor que encontró, por ejemplo, un químico nuevo, para que eso arranque los costos de inversión son enormes. Termina siendo poco posible que pueda hacer ese camino por sí mismo, sin que acabe vendiéndole la patente a una compañía ya instalada que lo pueda escalar. En cambio, los emprendedores tecnológicos, al no requerir tanto capital intensivo para la producción y la comercialización, es más probable que crezcan a velocidades impensables. Entonces, son justamente los proyectos de base digital que se acercan a Endeavor, ya que nosotros buscamos a los de alto impacto.
Fuente: Región Norte Grande