La jefa de Estado inauguró el lanzamiento de un nuevo modelo de Honda que se producirá en el país. Afirmó que las empresas deben achicar la rentabilidad.
Amigada por un tiempo con la industria automotriz, luego de haberla criticado duramente por la falta de colaboración con el Plan Procreauto y la suba de precios, la presidenta Cristina Fernández encabezó ayer el acto de lanzamiento del nuevo modelo de Honda HR-V que se fabricará en el país en la planta de Campana.
Rodeada de directivos de la firma japonesa, de sindicalistas y de militantes K, la mandataria aplaudió la decisión de la empresa, pero aprovechó para pasarle factura a los empresarios que no invierten en la Argentina por buscar la maximización de sus ganancias. Además, en medio de las negociaciones paritarias, la jefa de Estado defendió la recuperación salarial porque ello se traduce en el sostenimiento de la demanda, en momentos en que la economía está estancada y las ventas apenas lograron repuntar a partir del plan oficial Ahora 12 los comercios ofrecen 12 cuotas sin interés y los descuentos que ofrecen las tarjetas y bancos.
“Escucho hablar mucho en estos días de inversión y demanda, y que hay que reducir la demanda, que es reducir los salarios, para aumentar la inversión. No, señores. Para aumentar la inversión, hay que disminuir un cachito la rentabilidad, o traer alguna de la que se llevaron afuera. No hay ninguna otra manera. El que diga otra cosa miente”, aseveró Cristina Fernández. Y agregó: “Por favor, que nadie nos quiera vender pescado podrido, porque ya lo comimos y no estamos dispuestos a indigestarnos de vuelta”.
La jefa de Estado cuestionó así la estrategia que está adoptando la mayoría de las empresas, inclusive el sector automotriz, de producir menos para resignar menos márgenes de rentabilidad. Las compañías prefieren fabricar menos unidades pero mantener la utilidad por unidad producida. Fue el caso del Procreauto, que impulsó fuertemente las ventas de vehículos, pero a las terminales no les era rentable.
Respecto de los fondos girados por las empresas al exterior, la realidad es que en los últimos años el giro de dividendos estuvo fuertemente restringido. Según un reciente informe de la consultora Elypsis, entre 2003 y 2011 el envío de utilidades promedió los u$s 2.400 millones al año, con un máximo de u$s 4.400 millones en 2011. Sin embargo, a partir de 2012 esta cifra se redujo a tan solo u$s 1.000 millones al año. “El stock de utilidades retenido en lo que va del cepo acumula aproximadamente u$s 11.000 millones, lo que equivale a un tercio de las reservas brutas y a la totalidad de las reservas netas proyectadas para fin de 2015”, consideró Luciano Cohan, economista jefe de la consultora.
La Presidenta llegó sobre la hora y estuvo acompañada por los ministros de Economía, Axel Kicillof, y de Industria, Débora Giorgi; los gobernadores bonaerense Daniel Scioli; y de Salta, Juan Manuel Urtubey; el titular del Banco Central, Alejandro Vanoli; el secretario general de la Presidencia, Enrique “Wado” de Pedro; y el presidente de la Cámara de Diputados y precandidato a gobernador, Julián Domínguez. Fue recibida por los directivos de Honda, pero no hubo demasiado tiempo para el diálogo. Fue trasladada a la planta y ni bien llegó se subió al escenario para comenzar el acto de lanzamiento.
Su discurso duró apenas 30 minutos y fue muy aplaudida por militantes de La Cámpora y dirigentes del gremio Smata, que conduce Ricardo Pignanelli. También la escuchaban los operarios y principales directivos de Honda, principalmente atentos a los comentarios que la Presidenta hiciera sobre el nuevo vehículo.
La Jefa de Estado criticó las teorías económicas neoliberales, al advertir que el Estado es “el único que derrama”. “En cambio, los sectores privados no”, afirmó Cristina, quien les pidió a los empresarios que se queden “con una buena parte” de las ganancias, pero que también “dejen una parte para que siga reproduciéndose el círculo virtuoso”.
Fuente: Natalia Donato, El Cronista