Un informe de la consultora CRU destaca el rol clave del RIGI para mejorar la competitividad del país frente a Chile y Perú.
Cinco proyectos de cobre en etapa avanzada de desarrollo —El Pachón, Los Azules, Josemaría, Taca Taca y MARA— podrían generar un impacto económico de hasta 47.000 millones de dólares en Argentina de aquí a 2040, según un reciente informe de la consultora internacional CRU. El estudio posiciona al país como un actor emergente en la minería de cobre a nivel regional, con potencial para captar grandes inversiones.
El reporte sostiene que, si se concretan, estos desarrollos comenzarían a producir durante la próxima década, generando un promedio de 4.000 millones de dólares anuales entre 2031 y 2040. Para evaluar el impacto total, CRU utilizó la metodología de Flujo de Caja del País Anfitrión (HCCF, por sus siglas en inglés), que considera no solo los ingresos fiscales, sino también el efecto del gasto en empleos, proveedores y servicios locales.
“El HCCF refleja de manera más precisa el impacto agregado de una operación minera, incorporando las particularidades de cada proyecto”, explica el informe.
El impulso del RIGI
Uno de los puntos más destacados del documento es el análisis del Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI), recientemente aprobado, que mejora significativamente la competitividad fiscal de Argentina frente a países líderes como Chile y Perú. De acuerdo con CRU, la tasa impositiva efectiva promedio de los proyectos analizados baja del 47% al 38% bajo el régimen, superando en atractivo a las condiciones actuales de sus vecinos.
Entre los beneficios del RIGI se encuentra la reducción del Impuesto a las Ganancias al 25% (desde el 35%) durante 30 años, otorgando mayor previsibilidad a los inversores. “Esta ventaja depende de mantener certezas a largo plazo para atraer inversiones y desarrollar capacidades locales”, advierte el estudio.
Francisco Acuña, consultor principal de CRU y coautor del informe, remarcó que Argentina aún tiene un potencial geológico sin explorar. “A medida que estos proyectos avancen hacia la construcción, generarán mayor interés en nuevos desarrollos. La reciente alianza entre BHP y Lundin Mining para Josemaría y Filo del Sol es un ejemplo de definiciones más claras en el sector”, señaló.
Impacto fiscal y desarrollo local
El informe detalla que el impacto económico se hará sentir incluso antes de la producción, con un aumento progresivo del flujo de caja desde la etapa de construcción, que requerirá fuertes inversiones de capital (capex) hasta 2029. A partir de 2030, los aportes fiscales y el gasto operativo ganarán protagonismo, consolidando una contribución anual de alrededor de US$ 4.000 millones entre 2031 y 2040.
Según la metodología HCCF, el Impuesto a las Ganancias representará el 62% de la carga tributaria de estos proyectos, seguido por los derechos de exportación y las regalías. Estas últimas, clave para las provincias, se recaudan a nivel local, fortaleciendo las finanzas subnacionales.
Un sector en etapa inicial
Aunque el potencial es elevado, CRU reconoce que Argentina aún se encuentra en una etapa incipiente en la industria minera del cobre. La dificultad para repatriar dividendos y otros riesgos regulatorios han limitado históricamente el interés de las grandes compañías internacionales.
No obstante, el régimen RIGI aparece como un “mecanismo eficaz” para revertir esta tendencia. “La tasa impositiva efectiva del 38% está en línea con el antiguo régimen chileno y es 7% y 4% menor que los actuales de Chile y Perú, respectivamente”, concluye el documento.
Fuente: futurosustentable