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Desde que empezó la cuarentena, los bancos cerraron 68 sucursales

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Lo mismo que pasó en los supermercados pasa ahora en los bancos. Ha medida que aumentan las ventas on line prescinden de los espacios físicos.

La pandemia aceleró el proceso de “menor presencialidad” y mayor utilización de la tecnología en la realización de operaciones bancarias.

Si bien no es exclusivo de la actividad financiera, la virtualidad gana cada día más terreno en el desarrollo de las distintas actividades y, en especial, de la financiera.

Será por eso que, desde que empezó la cuarentena, en marzo del año pasado, los bancos eliminaron 68 sucursales: de las 5294 que tenían por entonces redujeron a 5226 en febrero pasado, último dato del Banco Central.

Como contrapartida, la cantidad de cajeros automáticos aumentó de 17.661 a 18.118, mientras las terminales de autoservicios se incrementaron de 7644 a 8437 en el mismo período.

“Las estadísticas del semestre pasado revelan que, en promedio, se cerraron seis sucursales bancarias por mes, una tendencia que seguramente seguirá sosteniéndose durante este año”, vaticina Andrés Méndez, titular de AMF.

Por otra parte, el analista Christian Buteler informa que bancos sucursaleros (los más grandes) están solicitando al BCRA la autorización para el cierre de varias sucursales.

“El Central está demorando y en el mientras tanto las entidades reducen”, comenta.

Pone el ejemplo de un banco privado de primera línea que supo tener cuatro líneas de caja, ocho comerciales y dos de back office, ahora se quedó sin atención comercial al público.

“Sólo se limita a tener una persona en la caja y otra para atender los cofres de seguridad, por lo que virtualmente es un cierre”, cuenta Buteler.

Esto es consecuente con el mayor equipamiento en cajeros automáticos y en terminales de autoservicio, instrumentos que (conjuntamente con la utilización del Homebanking), le ganan terreno a pasos agigantados a la presencia de clientes en las casas bancarias.

Pero no sólo se trata de menor cantidad de público en los bancos, sino que las dotaciones de personal también acompañan este fenómeno: “En 2020 se perdieron 2500 empleos profundizando el comportamiento de 2019, lapso en el que (sin pandemia) se habían resignado 2000 puestos de trabajo“, informa Méndez.

Por ende, si bien las restricciones actuales imponen este “achicamiento” físico, los planteles delatan que el avance de la tecnología ya venía realizando su tarea. En otras palabras, las gestiones online avanzan sobre la presencia de clientes en los espacios físicos de las entidades.

Mauro Cognetta, titular de Big River, agrega que esto obedece a que la rentabilidad sobre los activos inmovilizados de los bancos es hoy de las más bajas, ya que tienen un ROE del 12%.

“Con la inflación que hay, esos activos medidos en pesos no rinden. Además, cada vez son más las fintech que crean bancos virtuales sin sucursales y tienen éxito”, agrega.

A su juicio, la gente ya no quiere ir más a las sucursales porque lo considera una pérdida de tiempo. De ahí que empiezan a reducir personal y cerrar sucursales, de modo de invertir ese dinero en tecnología.

“Cada vez habrá menos sucursales físicas y ese producido en alquiler y venta de inmuebles será volcado a la tecnología. Es un cambio de hábito que perdurará por más que la pandemia se vaya”, augura.

Para Pablo Curat, ex director del BCRA, este fenómeno obedece a la caída del crédito en tasas reales los últimos cuatro meses y caída nominal en empresas (cancelación de deudas tomadas durante la pandemia).

A su criterio, se le suma la rentabilidad casi nula, con problemas de solvencia en bancos chicos y digitales.

Además, por la fijación de tasas pasivas (mínimas) y tasas activas (máximas), los ingresos por comisiones cubren cada vez menos los gastos operativos (de 33% a 22% en el último año).

Un paper de Moody’s revela que, durante 2021, los márgenes de rentabilidad de los bancos continuarán viéndose presionados por una compresión de tasas y niveles de inflación superiores a los esperados.

“En un escenario de baja intermediación financiera, la demanda crediticia actual viene dada principalmente por créditos regulados con topes a tasas máximas destinados a financiar, principalmente, el capital de trabajo de las pymes”, dice Moody’s. 

“Mientras, los límites mínimos a las tasas pasivas por depósitos a plazo fijo y la baja en las tasas de letras del Banco Central, ha conllevado a un entorno operativo con poco atractivo para tomar fondeo por parte de los bancos”, concluye el informe.

Por: MARIANO GORODISCH
Fuente: El Cronista


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