Catherine Hettinger vive en Florida, Estados Unidos, y hoy el mundo la mira con asombro: inventó hace 20 años el spinner pero nunca llegó a patentarlo.
Según publicó el diario británico The Guardian, la mujer no llegó a patentar a tiempo el spinner porque en ese entonces no tenía los 400 dólares que se necesitaban para registrar el juguete que hoy se vende por millones en todo el mundo.
“Simplemente no tenía el dinero. Es muy simple “, dijo.
A pesar de que quizás la oportunidad de su vida, Catherine no está molesta. “Varias personas me han preguntado: ¿No estás realmente enfadada? Pero para mí me complace que algo que diseñé sea algo que la gente entienda y realmente funcione para ellos”, dijo.
Hettinger contó que los orígenes del spinner remiten a “un horrible verano” a principios de los 90 cuando ella sufría de un trastorno autoinmune que causa debilidad muscular y también cuidaba de su hija Sara, que ahora tiene 30 años.
“No podía recoger sus juguetes ni jugar con ella en absoluto, así que comencé a tirar cosas junto con periódicos y cintas, luego otras cosas”, dijo. “Realmente no era ni siquiera prototipos, era algo parecido a algo, ella empezaba a jugar con él de una manera diferente, yo lo reutilizaría”, aseguró en una entrevista.
Su invento estuvo cerca de hacerse masivo hasta que el gigante Hasbro, que había estado probando el diseño, decidió no proceder a la producción. De esa manera el proyecto el proyecto murió en 2005.
Hoy Hettinger trabaja en proyectos de ingeniería por contrato mientras ayuda a asesorar a otras personas en las reuniones del consejo de inventores de la Florida central, y también tiene planes de fabricar y vender su diseño de spinner original a través de alguna plataforma de financiamiento colectivo como Kickstarter