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Obreros de viñas perciben un salario 90 % más alto

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Desde 2008 hasta hoy, la mano de obra ha crecido significativamente. Los salarios representan uno de los incrementos inflacionarios más importantes para las bodegas, a lo que se suma la escasez de trabajadores. La cosecha mecánica surge como una alternativa.

Inflación y los costos de mano de obra

Según Carlos Caselles, presidente de Master Consulting, empresa de Recursos Humanos, el rubro sueldos es uno de los más significativos dentro de los gastos de un establecimiento vitivinícola, tanto en el sector industrial como agrícola. En la mayoría de los casos, acorde al tamaño del establecimiento, supera el 60% de los costos. “Asimismo, esta inflación planteada hay que verla en dólares, teniendo en cuenta que esta moneda está planchada frente al peso, lo que acarrea una rentabilidad cada vez menor para las bodegas”.

“Por lo tanto el incremento en este rubro, tiene gran impacto en la estructura de costos del vino. A estos aumentos hay que sumarles los inherentes al resto de los otros insumos producto de la inflación, lo que genera un incremento en el producto final que es imposible de trasladar a los precios de venta, en especial de las exportaciones, provocando una sensible reducción en los márgenes de rentabilidad. La situación genera un gran riesgo para la industria, ya que podrían perderse mercados por falta de rentabilidad, o lo que es peor, bajar la calidad de los productos para ser competitivos con los consecuentes daños que eso genera a la imagen y futuro de la industria”, aclaró Caselles.

Según datos de Área Premium de Área del Vino, en base a las escalas salariales según convenios respectivos de FOEVA, los sueldos de los obreros de viña y bodega han aumentado aproximadamente un 90% en los últimos cuatro años (2008 – 2011) y si se compara 2010 con. 2011, el incremento fue de un 30%*. A su vez, el sueldo de cada trabajador se desglosa según la responsabilidad y trabajo a cargo:

Estas variaciones porcentuales se manejan en valores medianos anuales, para estimar en cuanto crecieron los salarios medianos para esos años.

Se emplean valores medianos (que corresponden a trabajadores de entre 15 y 18 años de antigüedad), para evitar las distorsiones de los valores promedios y se consideran los básicos sin descuentos de obra social, u otras deducciones. El sueldo del encargado es 30% más que el del obrero común inicial. El sueldo del capataz es un 35% más que el del obrero común inicial.

En base a estos datos, Santiago Mayorga, enólogo e ingeniero agrónomo de Mendel Wines, indicó que la empresa terceriza este tipo de servicios, y “el aumento en el presupuesto de mano de obra, comparado 2010 vs. 2011 ha sido casi del 60%. En bodegas pequeñas como la nuestra y viñedos de pequeñas superficies, todos estos costos de personal aumentan el gasto por hectárea por año, sumado a que los gastos fijos en personal permanente son mayormente influyentes. Por lo tanto, si uno busca alta calidad y bajo rendimiento, los costos son considerablemente altos en uva. Por otro lado, los precios de los vinos no se han modificado y la paridad peso/dólar se mantiene constante”, resaltó.

Por su parte, Edgardo del Pópolo, enólogo de Doña Paula, explicó que “este aumento, es considerable para las bodegas, ya que en los costos de producción, la mano de obra de un viñedo representa para el establecimiento, el 50% del costo anual”.

Escasez de mano de obra Al hablar de Recursos Humanos, hay que sumar un condimento picante y es la escasez de mano de obra que comienza a preocupar cada vez más. César Morchio, presidente de Morchio Consultores S.A., explicó que “esta problemática se produjo por factores como el sistema de subsidios que el mismo estado brinda, lo que provoca que las personas no quieran estar en relación de dependencia para no perderlo. Cuando el estado advierte esto, aclara que quienes levanten la cosecha no perderán los beneficios de subsidios, pero las personas tienen temor y prefieren no hacerlo. A este sistema de subsidios hay que sumarle el tema de las cosechadoras mecánicas, que fomentan en mayor medida la migración de trabajadores del campo a las ciudades, con lo cual se incrementa la población marginal. Socialmente deberíamos buscar que la población se quede en el campo y capacitarla en tareas rurales. Por otra parte, al pequeño productor se le deberían efectuar controles para que sus cosechadores estén blanqueados y aquí tiene también que ver el costo laboral. Tomar a los cosechadores en blanco genera un costo demasiado alto que afecta la rentabilidad. Tercerizar con empresas de personal eventual genera un costo aún mayor”, continuó Morchio.

“El tema de mano de obra de cosecha es muy complicado, ya que se están leyendo los efectos y no las causas de fondo, sin fijar una política de estado para el trabajo rural. El estado debería facilitar este tipo de contrataciones, consensuando con el sector privado el modo de hacerlo, de manera de evitar una mayor pérdida de la cultura de trabajo rural”.

Pablo Minatelli, ingeniero agrónomo, gerente de Fincas de Bodega Norton, comentó que ante esta escasez, el establecimiento se ha inclinado a fortalecer el pago por jornada de trabajo, ya que tiene ventajas sobre el control de la tarea realizada y sobre las personas. “Durante muchos años hubo un interés por los obreros de que se los contrate “al tanto”, fijando un precio por hilera podada (en forma similar a la cosecha, cada hilera puede asimilarse a un tacho de uva), pero es muy difícil ponerle precio a una hilera ya que no todas representan la misma cantidad de trabajo (por la longitud de la misma o por la cantidad de plantas que tenga que puede verse disminuida por las fallas)”.

Esta modalidad utilizada por Norton favorece a la empresa a comprometerse a un número de personas por día logrando fidelizar a los trabajadores a partir de diversas políticas de RRHH como por ejemplo, dándoles la opción de trabajar en otras áreas. “Aunque esta opción no permite completar los 12 sueldos anuales, al menos les ayuda a cubrir los baches entre temporadas, con trabajo medianamente seguro y cerca de sus casas. Esto nos ha ayudado significativamente a optimizar costos. Por ejemplo, la poda que tenemos en nuestras fincas se realiza con 5 j/ha promedio, lo cual es un desempeño excelente si se compara con otras gestiones”.

Del Pópolo sumó otro problema ante esta escasez y migración de la gente del campo a la ciudad y es que “las generaciones de obreros de viñas de antaño comenzaron a cambiar de preferencia laboral hace tiempo y las nuevas generaciones encuentran alternativas que les atraen más. Por ende, es difícil mantener grupos estables. En los trabajos de temporada hay una tremenda rotación, la gente se cansa de las rutinas”.

Finalmente, Mayorga agregó que “la calidad del personal en general ha cambiado, es difícil conseguir podadores especializados o que tengan muchas ganas de aprender. Se hace cada vez más necesario el seguimiento de nuestros encargados”.

Fuente: cavaargentina.com


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