Un informe del Instituto para el Instituto de Desarrollo Social Argentino (Idesa) indica que los costos generados por el uso de dinero electrónico, tal como pretende el Banco Central para paliar la falta de efectivo, puede resultar hasta ocho veces más caro por la presión fiscal, cuando se lo compara a las comisiones por transferencias en efectivo.
Para entender esta relación el estudio plantea el caso hipotético de un pago de $100.000 donde las opciones vigentes en el sistema financiero son: solicitar un cheque cancelatorio al banco que, según la regulación, es gratuito. Hacer una transferencia bancaria vía internet que, por regulación del Banco Central, no puede costar más de $150, es decir, un 0,15% del monto total a pagar. Sin embargo, en ambos casos el cliente tiene que pagar el impuesto al cheque que para ese monto de transferencia asciende a $1.200. Es decir, 8 veces más caro que la comisión que cobra un banco por hacer una transferencia en efectivo. Según el Idesa las medidas promovidas por el Banco Central que obligan a los bancos a proveer cheques cancelatorios gratuitos o que fijan topes de comisiones para las transferencias vía internet resultan irrelevantes frente a los muy altos costos que produce el impuesto el cheque. A esto se agrega la forma improvisada y errática en que se han producido las medidas. Por ejemplo, mientras se declama la necesidad de promover el uso de dinero electrónico, se eliminó la devolución de parte del IVA cuando se paga con tarjeta de crédito y no se actualizó el tope fijado en $1.000 para recibir reintegros cuando se usa tarjeta de débito.
Además, el informe señala que el nuevo impulso oficial para imponer una modernización de los métodos de pagos fracasará si no media una profunda reforma tributaria. Un aspecto clave es la eliminación del impuesto al cheque, el principal factor de desaliento a la bancarización. “El sistema de fiscalización no tuvo modificaciones desde principios de los ’90. En realidad desde el 2005 al presente lo único que se hizo fue crear nuevos impuestos que recargan aún más la presión impositiva”, precisó Jorge Colina, investigador jefe del Idesa. Por último, el estudio indica que la bancarización es una estrategia con altos réditos sociales, pero que es un desafío tan importante como complejo. Incluso sostiene que para avanzar hacia la racionalización del sistema tributario sin comprometer las cuentas fiscales, de ser preciso, se debería crear un impuesto al uso de efectivo para cierto tipo de operaciones.
Fuente: lagaceta.com